https://www.google.com.co/search?q=neuropsicologia&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0CAcQ_AUoAWoVChMIv9W1u9ibyQIVhS8mCh2a4ApM&biw=1366&bih=667#imgrc=GOXw4m-tQn3E1M%3ª
El estudio acerca de la organización cerebral de la
actividad cognoscitiva-comportamental y el análisis de sus alteraciones en caso
de patología cerebral tiene apenas un poco más de un siglo, pero el material
producido ha sido tan vasto como polémico por su contenido. En el Corpus de
Hipócrates (alrededor de 400 a C) se encuentra la primera referencia que
reconoce la función del cerebro en este tipo de incapacidad. Hipócrates cita
dos tipos de alteraciones: los áfonos y los anaudos, como subtipos de pérdidas
del lenguaje. La primera descripción de un caso de alexia sin agrafia se debe a
Gerolamo Mercuriale.
En el siglo XVII, Johann Schmitt y Peter Schmitt
hablan acerca de varios pacientes afásicos con diferente
sintomatología, incluyendo la incapacidad para denominar y repetir. A partir
del siglo XVIII se sabe de diferentes trastornos cognoscitivos, especialmente
verbales: anomia y jerga (Gesner), agrafia (Linné), capacidad preservada para
cantar (Dalin) e incluso disociación en la capacidad de leer en diferentes
lenguas (Gesner). Durante el siglo XIX surgen múltiples descripciones
vinculadas a las secuelas posibles de daño cerebral sobre la actividad
comportamental. Bouillaud distinguió en 1825 dos tipos de patologías del
lenguaje, uno articulatorio y otro amnésico, correspondientes en general a las
formas motora y sensorial de afasia.Ogle utilizó en 1867el término agrafia para
referirse a la incapacidad para escribir. A finales del siglo XVIII y comienzos
del XIX Franz Gall formula una nueva doctrina particularmente influyente
durante el siglo XIX: que los hemisferios cerebrales del hombre incluyen varios
órganos independientes que sustentan las cualidades intelectuales y morales.
Gall es el antecesor directo de la neuropsicología.
La Sociedad Antropológica de París presentó a comienzos de
1861 un cráneo primitivo, con el argumento de que había una relación directa
entre la capacidad intelectual y el volumen limitado del cerebro. Broca declaró
en 1865 que “La afemia se relaciona con lesiones de la tercera circunvolución
frontal del hemisferio izquierdo del cerebro”. Actualmente se sabe que este
dramático hallazgo se había dado a conocer unos 25 años atrás por Dax, cuyo
trabajo nunca fue publicados y permaneció en el anonimato hasta la época de
Broca.Paul Pierre Broca describe por vez primera el primer centro del lenguaje,
al que hoy conocemos como ‘área de Broca’, que, como se sabe, se encuentra
ubicada en la tercera circunvolución frontal del hemisferio dominante. Este
descubrimiento fue vital para establecer una clasificación del síndrome
neuropsicológico por excelencia: la afasia. Unos años más tarde, a principios
del siglo XX, el psicólogo ruso A.R Luria perfeccionó diversas técnicas para
estudiar el comportamiento de las personas que padecieran algún tipo de lesión
en el sistema nervioso central. Hubo un intenso debate por la manera en que se
debía denominar esta alteración en el lenguaje, inicialmente designada por
Broca como afemia.
Lordat empleó previamente el término alalia, y Trousseau
(1865) desaprobó el término de afemia porque, en su opinión, era sinónimo de
infamia, y propuso entonces la palabra afasia. Esta última terminó por
imponerse. En 1874 Karl Wernicke propuso la existencia de dos tipos de
afasia: motora y sensorial, separables clínicamente y apoyó su punto de vista
en correlaciones clínico/anatómicas. Posteriormente postuló un tercer tipo de
afasia, la afasia de conducción, basándose en la descripción diagramática de
las áreas del cerebro que participan en el lenguaje.
Hughlings Jackson (1864), neurólogo inglés, abordó estas
alteraciones cognoscitivas desde un punto de vista dinámico y psicológico, más
que estático y neuroanatómico; se refirió a lo que denominó síntomas de
decremento —pérdida específica resultante del daño— y síntomas de incremento
—aumento de otras funciones como consecuencia del decremento de una función
particular— en caso de daño cerebral; lo que encontramos en el paciente no es
sólo el efecto de la lesión en un sitio particular del cerebro, sino lo que
resulta de los cambios globales que ha sufrido el cerebro.
En 1900 Liepmann introdujo el concepto de apraxia, para
indicar la incapacidad de realizar determinados movimientos por orden verbal,
sin que hubiera parálisis de la extremidad correspondiente. Sin embargo, ya en
1871 Steinthal se había referido a la falta de relación entre los movimientos y
el objeto a que conciernen, y en 1880 Gogol había señalado que la utilización
errónea de los objetos puede originarse en trastornos gnósicos. Posteriormente,
Wernicke (1874) utilizó el término desaparición de las representaciones
motrices para describir la incapacidad de realizar movimientos previamente
aprendidos y asi otros. Pese a todo, se reconoce a Liepmann como el Desarrollo
histórico de la neuropsicología 5 ©Editorial El Manual Moderno Fotocopiar sin
autorización es un delito. autor del concepto de apraxia. Además (1900),
distinguió tres tipos diferentes de apraxia: melocinética, ideomotora e
ideacional. Hacia mediados del siglo XIX ya se había descrito la mayoría de los
síndromes neuropsicológicos, y se conocía suficientemente la participación de
cada hemisferio cerebral en diferentes procesos neuropsicológicos.
Durante la segunda guerra mundial hubieron muchos heridos y
no solo en los años posteriores sino en el resto del mundo se presentaron
numerosos pacientes heridos de guerra, con alteraciones cognoscitivas Luria
adoptó un punto de vista intermedio entre el localizacionismo y el
antilocalizacionismo. Para él, los procesos psicológicos representan sistemas
funcionales complejos que requieren de muchos eslabones diferentes para su
realización normal. También propone una metodología para evaluar los trastornos
neuropsicológicos con base en el análisis de los errores: el criterio de
correcto-incorrecto en una prueba no es tan importante como el análisis de las
características de los errores producidos por el paciente y de los errores
asociados con otras habilidades cognoscitivas (análisis sindromático).
Desde mediados de los años 60, N. Geschwind y el denominado
Grupo de Boston dirigieron las interpretaciones clínicas y teóricas de los
procesos cognoscitivos en general, tanto en los Estados Unidos como en gran
parte del mundo occidental. Además de sus interpretaciones de los síndromes
corticales como síndromes de desconexión, Geschwind desarrolló las ideas
clásicas de Wernicke, de modo que su clasificación de los trastornos afásicos
sigue claramente la interpretación de Wernicke-Lichtheim. A partir de esto en
todo el mundo se han creado desde aboratorios hasta centros clínicos para
estudios y tratamientos.
Desde mediados de 1975 la neuropsicología ha tenido un
crecimiento notorio. De hecho, se considera el área con mayor desarrollo dentro
de la psicología y dentro de las neurociencias en general. Estos avances se
podrían sintetizar en siete puntos diferentes: 1) Surgimiento de las
imágenes cerebrales. 2) Utilización de pruebas estandarizadas en el
diagnóstico. 3) Desarrollo del área de la rehabilitación neuropsicológica. 4)
Profesionalización de la neuropsicología. 5) Aumento en el número de
publicaciones. 6) Integración conceptual. 7) Ampliación del campo de trabajo.
Durante la década de 1990 se fortalece la investigación con
el empleo de imágenes no ya anatómicas sino funcionales, en particular la resonancia
magnética funcional (fMRI, por sus siglas en inglés) y la tomografía por
emisión de positrones (PET), que han permitido visualizar la actividad cerebral
durante la realización de diferentes tareas cognoscitivas (por ejemplo, hablar,
leer, pensar en palabras, etc.). Asimismo, surge un nuevo modelo en la
interpretación de la organización cerebral de la cognición, el denominado
“modelo funcional”. Hasta este momento se había utilizado un “modelo lesional”.
La rehabilitación de las secuelas cognoscitivas de lesiones
cerebrales en general (la desaparición de las alteraciones no sólo
afásicas, sino también amnésicas, aprá- xicas, agnósicas, comportamentales,
etc.) ha generado un enorme interés en los últimos años. Ha surgido también una
nueva área de trabajo, conocida como rehabilitación cognoscitiva o
rehabilitación neuropsicológica, que procura introducir procedimientos
remediales en pacientes con daño cerebral no sólo en relación con las
alteraciones del lenguaje, sino también con respecto a los trastornos
cognoscitivos asociados (memoria, percepción, atención, etc.) (vg., Meier y
Diller, 1987; Ostrosky et al., 1996; Sohlberg y Mateer, 1989). Por su parte, la
terapia del lenguaje o fonoaudiología se ha reforzado con el trabajo de muchos
neuropsicólogos dedicados a la rehabilitación cognoscitiva. El empleo de
computadores en el área de la rehabilitación representa un avance
potencialmente muy valioso en esta dirección.
En años recientes han surgido diferentes modelos teóricos,
y actualmente se trata de integrar las observaciones obtenidas en pacientes con
patologías cerebrales con otras más resultantes de imágenes funcionales del
cerebro (“método lesional” y “método funcional”). Las discrepancias sobre la
interpretación teórica de la organización cognoscitiva en el cerebro son cada
vez menores.
Referencia:
· Ardila A, Rosselli M, Neurologia
Climica. Capitulo1 D. R. © 2007 por Editorial El Manual Moderno S. A. de C.
V. ISBN-10:970-729-279-2, ISBN-13:978-970-729-279-6.
· REV NEUROL 2006; 43 (Supl 1): S57-S58
Publicado por: Andrés Parejo